Este material es parte de la ficha didáctica "Ser santo según tu vocación", disponible en recursos asociados.
Imagenes Se muestran dos imágenes una llamada "A feliz familia" (Eugenio Zampighi, Óleo sobre lienzo, 74 x 53 cm). Esta representa a una familia teniendo un momento juntos, compartiendo entre ellos. Y la otra llamada "Monjas convento del Sagrado Corazón en Roma" (Karl Pavlovich Bryullov, Óleo sobre papel, 20,1 × 31,6 cm, Galería estatal Tretiakov, Moscow). Se les pide que analicen ambas imágenes y que lo relacionen con el concepto de la santidad. 🔸Se pueden plantear las siguientes preguntas para guiar el análisis: a) ¿Qué es lo que habrá querido reflejar el pintor de cada una? [Respuesta esperada: en la imagen de la familia se puede ver que están en un momento de entretención en conjunto. En el caso de la pintura de las monjas también aparece una comunidad, esta vez cantando]. b) ¿Qué es lo que expresa cada pintura? [Respuesta esperada: ambas pinturas reflejan un momento de tranquilidad, de paz, de alegría en conjunto]. c) ¿En qué se diferencian? [Respuesta esperada: son diversas vocaciones, en una es la vocación de estar en familia, con los hijos, y en la otra la vocación a la vida consagrada. Sin embargo, ambas transmiten un sentimiento de felicidad]. d) ¿Por qué se relacionan con la santidad? [Respuesta esperada: la santidad es el llamado de Dios a cada uno de los seres humanos, pero cada uno desde su vocación. En estas imágenes se puede ver que las personas están felices desde lo que cada uno es: hijo, madre, padre, monja, entre otros. En las imágenes se puede reflejar el llamado personal y universal a la santidad]. Después de realizar el análisis se puede mencionar que las imágenes refleja la idea de que la santidad es un llamado universal. Es decir, Dios quiere que todos seamos santos, pero cada uno desde su vocación, desde su originalidad. No todos estamos llamados a ser santos de la misma manera, sino que cada uno desde lo que es, desde su singularidad. No es necesario ser sacerdote, religioso para alcanzar la meta de la santidad, sino que se puede hacer desde la vocación que cada uno tenga. “Es, pues, completamente claro que todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” (LG 40).